martes, 29 de octubre de 2013

TRABAJO PRÁCTICO N° 14

NOMBRE: 

1. Lea detenidamente el texto
2. Definir los conceptos de Ciencia Básica, Ciencia Aplicada y Tecnología así como sus alcances.
3. Elaborar un cuadro comparativo entre Ciencia Básica, Ciencia Aplicada y Tecnología, diferenciando por renglones los siguientes conceptos: a) Definición; b) Orientado a: ; c) Qué busca; d) Metodología usada; e) Antigüedad

Acerca de Ciencia Básica, Ciencia Aplicada y Tecnología
La Ciencia es un conjunto de conocimientos obtenidos mediante observación y el razonamiento, sistemáticamente estructurados y de los que se deducen principios y leyes generales. La Tecnología es la aplicación práctica de los conocimientos y la experiencia para mejorar el nivel y la calidad de vida; proporciona los medios y procedimientos para satisfacer necesidades. La tecnología exige la intervención experimental y actuación industrial dirigida a la producción de objetos de utilidad. La Ciencia Básica o Pura tienen un carácter general y su objetivo es el conocimiento desinteresado del mundo y el ser humano, sin motivaciones prácticas; constituida por un cuerpo de conocimientos que descubren leyes fundamentales, generales y profundas, está orientado a la investigación. La Ciencia Aplicada tiene el objetivo de conocer al mundo para controlarlo, le da a la ciencia una aplicación directa, está orientada al desarrollo. Muchas veces se confunde la tecnología con las ciencias aplicadas.
La Ciencia Básica es una estrategia (permite encontrar resultados inesperados que abren el panorama a nuevos campos). El estado debe tener bajo su cuidado las ciencias básicas y son las empresas las encargadas de proveer los medios necesarios para las ciencias aplicadas ya que ellos se benefician del resultado de esta actividad. […]. La ciencia no siempre juega un rol decisivo en el desarrollo de la tecnología, ha habido avance tecnológico sin el concurso del conocimiento científico y ha habido avances científicos impulsados por desarrollos tecnológicos. La concepción habitual de la tecnología enfatiza que la misma se asienta sobre todo en la aplicación del conocimiento.
No todo conocimiento deriva de la investigación científica. A lo largo de la historia de la tecnología surge de manera evidente que la mayoría de avances tecnológicos se desarrollaron y se aplicaron con poco o ningún componente científico. Ejemplos:
Los griegos, los cuales hicieron importantes aportes a la astronomía, óptica, acústica y matemáticas, su avance tecnológico en la agricultura, construcciones, minería, equipo militar no fue equivalente al avance en las ciencias denotando con ello la falta de conexión.
El desarrollo asimétrico de la ciencia y la tecnología continuo con los romanos pero de manera inversa: sus contribuciones a la ciencia fueron modestas, pero su tecnología fue superior (ejemplo: los acueductos).
En Europa Medieval el avance tecnológico fue mayor: molinos de viento, minería, las catedrales.
Los siglos XVI y XVII fueron el cambio de escenario de notables avances en ciencia.
Inglaterra fue la cuna de la revolución industrial, pero su condición científica era inferior.
Según Thomas Kuhn a lo largo de la mayor parte de la historia humana, la tecnología ha florecido en sociedades en las que la ciencia permaneció relativamente estancada y viceversa. Una característica distintiva de nuestra época es el desarrollo simultáneo de ciencia y tecnología. La investigación nace de un modo no científico (ensayo y error) y da nacimiento al desarrollo tecnológico (por ejemplo la rueda).
Según Mario Bunge las teorías tecnológicas pueden ser sustantivas u operativas.
Teorías Sustantivas: Son esencialmente teorías científicas aplicadas a situaciones casi reales. Ejemplo: Una teoría de vuelo que es una aplicación de fuidodinámica.
Teorías Operativas: Tienen poco a nada que ver con teorías científicas. No tienen un objetivo cognoscitivo, sino un objetivo de acción, nacen de la investigación aplicada. Son llamadas teorías para la acción. Utilizan el conocimiento ordinario.
Una diferencia es que las teorías sustantivas utilizan el conocimiento científico y las teorías ordinarias usan el conocimiento ordinario (tiene un objetivo de acción). Ejemplos: 
La construcción de aviones comerciales utiliza las teorías sustantivas mientras que el manejo del tránsito aéreo se basa en las teorías ordinarias.
La construcción de autos de carrera está basado en teorías sustantivas (aerodinámica, resistencia de materiales, etc.), mientras que la habilidad de manejar o la estrategia a seguir para ganar una competencia de fórmula uno está basado en las teorías ordinarias.
[…]. Desde un punto de vista práctico, las teorías tecnológicas son más ricas que las teorías científicas, ya que en lugar de establecer que es lo que ocurre, pudo haber ocurrido o puede ocurrir, las teorías tecnológicas prescriben lo que habría que hacer para que ocurran, o para evitar, o para modificar el curso de los eventos en una forma prescripta.
Las teorías tecnológicas son más pobres que las de la ciencia pura, ya que son menos profundas debido a que el hombre práctico esta esencialmente interesado en los efectos que ocurren y que son controlables en la escala humana más que en cómo son las cosas en realidad.
La investigación orientada a la acción (investigación tecnológica) procura encontrar normas estables de comportamiento humano exitoso o reglas de acción. Una regla prescribe un curso de acción, nos dice que hacer para alcanzar un cierto objetivo o resultado. El rango de una ley es toda la realidad, el de una regla de acción es la humanidad y su entorno. Las leyes son descriptivas e interpretativas, mientras que las reglas son normativas.
El científico aplicado se ocupa de la tarea de descubrir aplicaciones para la teoría pura, mientras que el tecnólogo trata con problemas más cercanos a la práctica. Ambos utilizan experimentos pero mientras el científico aplicado lo hace guiado por hipótesis deducidas de la teoría, el tecnólogo recurre al método prueba y error o a medios empíricos derivados de experiencias concretas. El cambio científico es racional y el cambio tecnológico también.
En la ciencia pura una teoría es reemplazado por otra porque presenta un mejor acuerdo con la realidad, algo similar podemos decir del cambio de la ciencia aplicada, sin embargo hay una diferencia: el investigador básico persigue un objetivo fundamentalmente cognoscitivo, mientras que el investigador aplicado procura primariamente identificar y generar conocimiento con valor potencial para la resolución de problemas de interés social. La naturaleza del cambio tecnológico es más compleja que el cambio científico. El cambio tecnológico debe ser eficaz (que logra hacer efectivo su propósito) y “eficiente” (capacidad de hacer efectivo un propósito utilizando la menor cantidad de recursos posible, incluido el tiempo). El tecnólogo prefiere la teoría más simple (aunque no sea la más cercana a la verdad), ya que está más interesado en la eficiencia que en la verdad.
La práctica no tiene poder validatorio, solo la investigación (pura o aplicada) pueden establecer el valor de verdad de las teorías.
Hay una distancia entre el conocimiento y la práctica. Esa distancia se puede acortar en la medida que los procedimientos artesanales sean provistos de una base tecnológica y que la tecnología se asiente a su vez en ciencia aplicada.
Es posible sugerir que el concepto de “eficiencia” pueda constituir en el criterio de demarcación entre ciencia (pura y aplicada) y tecnología. Heidegger nos dice que la esencia de la tecnología moderna es la búsqueda de cada vez mayor flexibilidad y eficiencia “por si mismas”, en otras palabras su único objetivo sería la optimización.
Los límites entre ciencia pura (cognoscitivo) y ciencia aplicada (utilidad) no son muy claros. No existe un criterio de demarcación, depende del punto de vista desde el cual se le considere.
Heidegger dice que la tecnología esta “enraizada” en el hombre. La tecnología se puede definir como un “medio y una actividad humana”, es lo que llama “definición instrumental y antropológica”. En tal sentido la tecnología es tan vieja como la civilización misma. Sin embargo cuando hablamos de tecnología moderna vemos que es algo totalmente diferente y nuevo, ya no somos siquiera sujetos que convierten a la naturaleza en un objeto de explotación, en su lugar tanto el objeto como el sujeto son absorbidos como reservas de disponibilidad. De acuerdo a esta visión los seres humanos se convierten en un recurso para ser utilizado, o más aun, para ser mejorado u optimizado. La tecnología se convierte en el instrumento necesario de la felicidad humana.

PROFESOR: EDUARDO F. CAÑUETO

Clase de Filosofía e Historia de la Ciencia y la Tecnología 29/10

DISTINCIÓN E INTERACCIÓN ENTRE CIENCIA Y TECNOLOGÍA 

Relación entre ciencia y tecnología:
Una característica distintiva de nuestra época es que el desarrollo de la ciencia y la tecnología se están dando en forma simultánea. El cambio científico y el cambio tecnológico son racionales.
Diferencias entre ciencia y tecnología:
En Tecnología, las teorías son más pobres que las teorías de la Ciencia, esto debido a que son menos profundas debido a que el hombre práctico esta esencialmente interesado en los efectos que ocurren y que son controlables en la escala humana más que en cómo son las cosas en realidad.
En Ciencia, el científico investiga guiado por hipótesis deducidas de la teoría. En tecnología, el tecnólogo utiliza el método de prueba y error o a medios empíricos derivados de experiencias concretas.
La naturaleza del cambio en la ciencia está basado en que una teoría es reemplazado por otra porque presenta un mejor acuerdo con la realidad, su objetivo es fundamentalmente cognoscitivo, mientras que en tecnología la naturaleza del cambio es más compleja. El cambio tecnológico se produce porque debe ser más eficaz (que logra hacer efectivo su propósito) y eficiente (capacidad de hacer efectivo un propósito utilizando la menor cantidad de recursos posible, incluido el tiempo). Es posible sugerir que el concepto de “eficiencia” pueda constituir en el criterio de demarcación entre ciencia (pura y aplicada) y tecnología.
En ciencia, el científico está interesado en la búsqueda de la verdad, no interesando la compleja teoría que desarrolle para tal fin. En tecnología, el tecnólogo está más interesado en la búsqueda de la eficiencia prefiriendo la teoría más simple (aunque no sea la más cercana a la verdad) para lograr su objetivo.
El Rol de la ciencia en el desarrollo tecnológico:
La ciencia no siempre juega un rol decisivo en el desarrollo de la tecnología. A lo largo de la historia ha habido avances tecnológicos sin el concurso de la ciencia.
Existe una distancia entre la ciencia y el desarrollo tecnológico, sin embargo dicha distancia se puede acortar en la medida que los procedimientos tecnológicos se asienten a su vez en la ciencia (aplicada).




CIENCIA PURA
CIENCIA APLICADA
TECNOLOGÍA
DEFINICIÓN
Tienen un carácter general y su objetivo es el conocimiento desinteresado del mundo y el ser humano, sin motivaciones prácticas. Constituida por un cuerpo de conocimientos que descubren leyes fundamentales, generales y profundas.
Descubrir aplicaciones para los conocimientos de la ciencia pura.
Tiene el objetivo de conocer al mundo para controlarlo.

Proporcionar medios y procedimientos para satisfacer necesidades. Conocimiento aplicado a propósitos prácticos.
ORIENTADO A:
investigación
desarrollo
eficiencia
QUÉ BUSCA
La verdad
La aplicación de la verdad
Satisfacer necesidades
METODOLOGÍA USADA
Método científico
Método científico
Método empírico de prueba y error
ANTIGÜEDAD
Aparece en el s VI ac
Aparece en conjunto con las ciencias puras
Aparece con el hombre


PROFESOR: EDUARDO F. CAÑUETO


lunes, 21 de octubre de 2013

DESCUBRIMIENTOS AL AZAR (SERENDIPIA)

Origen e historia de “Serendipia”

“Serendipia” es una curiosa palabra asociada a otros hechos también curiosos. Probablemente no conozcan esta palabra, y de hecho, si la buscan en el diccionario no aparece, porque este término no ha sido aceptado aún oficialmente.
La “serendipidad” podría definirse como “la facultad de hacer un descubrimiento o un hallazgo afortunado de manera accidental”, o también, “encontrar soluciones a problemas no planteados, sin buscarlas siquiera”. Sí existe, en cambio, la palabra “Serendipity”, aceptada por la Academia de la lengua inglesa. Y en nuestro idioma, existe el término coloquial “chiripa”, que podría ser considerado un sinónimo de “serendipia”.
Históricamente, esta palabra se extrajo del relato “Los tres príncipes del Serendip”, que se cita en la obra La historia de Simbad de las mil y una noches. Les resumo el relato: “Había una vez un reino exótico y oriental llamado Serendip (parece ser que se podría situar en Sarandib o Serandib, denominación ancestral de la isla de Ceilán/Sri Lanka, o quizá Serendip siempre existió en Persia, el reino de los cuentos). En dicho reino, había tres príncipes que tenían el don del descubrimiento fortuito. Ellos encontraban, sin buscarla, la respuesta a problemas que no se habían planteado; gracias a su capacidad de observación y a su sagacidad, descubrían accidentalmente la solución a dilemas impensados”. Tan peculiar le debió de parecer este relato a Horace Walpole en el siglo XVIII que inventó al efecto la expresiva palabra “Serendipity” para denominar a todos esos descubrimientos producidos por la combinación de sagacidad y accidente.
El proceso serendípico
La historia está llena de descubrimientos “serendípicos”, es decir, que la “serendipia” nos conduce a resultados importantes.
Las fases del proceso podrían ser las siguientes:
1. existe un problema
2. existe un sujeto con el problema
3. el sujeto está buscando una solución
4. el sujeto encuentra la solución por accidente
Pero esto nos conduce a una segunda cuestión: ¿cómo sabe el sujeto que “eso” que ha descubierto es la solución? Aquí intervienen muchos factores, pero, por encima de todo, existe sagacidad e intuición. El sujeto busca algo específico que encaje en el problema como una llave en una cerradura. Esto supone que debe estar atento y alerta, y que además sabe perfectamente qué falta, y lo espera. Por eso, la “serendipia” no es un accidente, no es una casualidad, ni tampoco buena suerte, pero lo parece. Para quien está fuera del problema, llegar a la solución es fruto del azar, un regalo de los dioses. Quien está en el problema, en cambio, está atento, tenso, para cazar la respuesta al vuelo cuando se le presente, y en este caso, llegar a la solución no es una casualidad. La “serendipia” no es magia, pero en el proceso “serendípico” interviene la magia porque la solución surge de modo inesperado y del rincón más oculto de nuestro ser.

ALGUNOS DESCUBRIMIENTOS ASOMBROSOS EN QUÍMICA
a) Mendeleyev y la invención de la tabla periódica
Muchos habían intentado crear una tabla periódica para ordenar los elementos, pero conseguirlo parecía una utopía, pues los elementos tenían propiedades muy diferentes. Sólo alguien con una inspiración fértil y con el valor para desafiar el saber convencional iba a resolverlo: Dmitry Mendeleyev, un siberiano que quería que la ciencia se pusiese al servicio del mundo. Él intuía que existía un lazo de unión entre los elementos; por eso, hizo 63 cartas, una por elemento, donde se incluían sus propiedades y su peso atómico (entonces solo se conocían 63 elementos), e intentaba ordenarlos continuamente. Un día, en sueños, le vino la solución, y al despertar, empezó a ordenarlos. Así, distribuyó los elementos en siete grupos (precisamente usó el siete como número de ordenación natural: siete planos, siete notas, siete colores del arco iris…). Él no había hecho ningún experimento, pero su ingenio era tal que sabía que su tabla periódica no era perfecta porque faltaban elementos por descubrir, Así describió las propiedades de tres elementos aún no descubiertos, para los que dejó un hueco concreto en la tabla. Años después, todas sus predicciones se hicieron realidad, pues tres elementos fueron descubiertos y estos cumplían al pie de la letra lo vaticinado por él.
b) Daguerré y la fotografía
Daguerré quería conseguir fijar una imagen fotográfica con la máxima nitidez posible, pero con ninguno de los productos que había experimentado había tenido éxito.
Un día guardó varias placas con las que había estado experimentando en un armario, y, cuando días después las sacó, vio que en ellas la imagen aparecía clara. Este había sido el accidente, pero el descubrimiento procede de la sagacidad de Daguerré al concluir que alguno de los compuestos químicos del armario era el causante. El mercurio de un termómetro se derramó, y el vapor de mercurio había causado el milagro, convirtiendo a Daguerré en el pionero de la fotografía. Él dijo: “la buena fortuna me llevó a ello”.
c) Goodyear y la vulcanización del caucho
Charles Goodyear estaba decidido a fabricar caucho sintético resistente a los cambios bruscos de temperatura. Tras muchos intentos, completamente obsesionado con hallar la solución, se le ocurrió mezclar azufre con el caucho que accidentalmente cayó sobre una cocina caliente, y, para su sorpresa, no se fundió sino que se carbonizó lentamente como si fuese cuero. Goodyear comprendió inmediatamente el significado de este accidente. A este proceso de añadir azufre al caucho lo llamó “vulcanización” (en honor al dios Vulcano).
d) Kekulé: arquitectura molecular a partir de sueños
Kekulé llevaba mucho tiempo intentando encontrar la estructura satisfactoria para la molécula de benceno. En sus memorias, cuenta que la solución le vino al quedarse dormido en el autobús: “comencé a soñar con átomos que se agitaban y chocaban entre ellos formando una cadena. Luego, varios átomos se unieron formando una serpiente que se mordía su propia cola y giraba velozmente”. Kekulé se despertó, y lo tuvo claro: el benceno tenía que ser un compuesto cíclico de seis átomos de carbono, algo que no se le había ocurrido a nadie.
Kekulé, refiriéndose a su feliz descubrimiento a través de sueños, dijo a sus colegas: “Aprendamos a dormir, caballeros; entonces, quizá, encontraremos la verdad. Pero cuidado con publicar nuestros sueños antes de que hayan sido evaluados por el entendimiento despierto”.
e) Mestral y la invención del velcro
El ingeniero suizo George Mestral observó su chaqueta cubierta de esos pequeños cadillos llamados “arrancamoños”, tras un paseo por el campo. Al quitarlos de su abrigo y estudiarlos en el microscopio, descubrió que estos parásitos poseen numerosos ganchos dotados de una forma peculiar, que les hace adherirse muy eficientemente en otras superficies igualmente irregulares. Tras esto, se le ocurrió crear un sistema de cierre práctico basado en dicha estructura. Así surgió el cierre de velcro que hoy en día se usa en todas partes: ropa, calzado…

LA CREATIVIDAD EN LA CIENCIA. EL AMOR COMO FACTOR DEL PENSAMIENTO CIENTÍFICO
La creatividad en la ciencia
Uno de los factores determinantes para que se pueda producir la “serendipia”, y para el progreso humano en general, es la creatividad, que es una facultad innata en el hombre. La creatividad se basa en la capacidad imaginativa de cada uno y, sin duda, detrás de los grandes descubrimientos de la ciencia siempre ha estado la imaginación. Y es que para poder hacer un hallazgo, hace falta una mente abierta y libre, que contemple todas las posibles soluciones por inverosímiles que parezcan, pues si algo hemos aprendido, es que en cualquier momento “salta la liebre”, que la respuesta que tanto deseamos podemos hallarla en el momento más inesperado. Por eso, si un científico dedica su vida al estudio de un proceso, con la idea de descubrir lo que nadie ha podido hasta ahora, si no consigue encontrar la solución tras años de esfuerzo y dedicación, a este estudioso le quedan dos opciones: abandonar esa búsqueda que ha podido convertirse en una obsesión que domina su vida, o por el contrario, continuar sus investigaciones pero tomando otro camino, porque el científico tiene que ser práctico e inteligente, y ser capaz de romper barreras, de romper las propias barreras de su mente. Llega un momento en la trayectoria de todo investigador en que tiene que saber renunciar a una idea que no acaba de cuajar para contemplar otras posibilidades, que tal vez le lleven, por fin, al camino correcto.
Ante todo, la creatividad-imaginación no puede existir en una mente que se aferra desesperadamente a algo. La imaginación supone que nuestra mente puede volar en libertad, dirigida por la voluntad y supervisada por la inteligencia, pues si no, no podríamos hablar de imaginación sino de fantasía: de múltiples imágenes que se suceden sin control, pero que desde luego no nos llevarán a ninguna solución viable.
El científico, si quiere avanzar y poder acercarse a la “serendipia”, no debe permitir que nada influya en su investigación, ni siquiera su propio deseo de éxito, porque desear algo con demasiada vehemencia puede ser el principal obstáculo para que podamos alcanzarlo.
EDUCÁNDONOS HACIA LA “SERENDIPIA”
Hay quienes dicen que para hacer un nuevo descubrimiento hay que tener un poco de suerte, pero no nos limitemos a creer que las respuestas surgen por casualidad.
Lo cierto es que todos aquellos que han sido iluminados con alguna verdad que los demás no han sido capaces de encontrar tenían muchas cosas en común, y es que, sin saberlo, se estaban preparando para poder ser dignos del premio que iban a recibir (se encaminaban hacia su destino). Quiero decir que es posible formarse y educarse a lo largo de la vida para poder acercarse, al menos, a la “serendipia”.
Las cualidades que nos educan hacia la “serendipia” son muy variadas.
Para empezar, los accidentes se convierten en descubrimientos debido a la sagacidad de la persona que se tropezó con ese accidente. Pero no solo eso: todo estudioso ha de tener una formación básica con la que trabajar; por eso, es fundamental una mente preparada (Louis Pasteur dijo: “La fortuna favorece a la mente preparada”). Eso supone toda una vida dedicada al estudio: perseverancia, estar continuamente aprendiendo. Y además, esta preparación debe ser una formación global, lo más completa posible, porque muchos de los grandes descubrimientos se produjeron gracias a que el investigador tenía nociones básicas de muchos campos diferentes dentro de la ciencia (se necesitan muchos conocimientos para comprender el problema; si este no se entiende, difícilmente se encontrará la solución). Los accidentes se convierten en descubrimientos gracias a la curiosidad manifiesta del que observa el suceso, que, junto con la percepción, le llevan a darse cuenta del significado de lo que acaba de ver. Ambas, curiosidad y percepción, pueden ser más despiertas en el caso de algunas personas, pero también pueden estimularse. Está claro que la observación va a ser fundamental en lo que la “serendipia” se refiere. Por eso es muy útil ir anotando todos los resultados obtenidos en las investigaciones: tanto los esperados como los inesperados. Y todo eso hay que interpretarlo con la mayor objetividad posible. Para ello, es necesario ser flexibles en pensamiento y en interpretación, no despreciando los resultados inesperados considerándolos “erróneos”, porque, a veces, el resultado inesperado es lo que lleva al descubrimiento. Por eso, la mente preparada ha de estar también preparada para sorprenderse.
También debemos contar con el poder de la fortuna (un viejo poema nórdico dice: “Es mejor tener suerte que ser listo”), que parece tener a una serie de “elegidos” que tendrán la suerte de estar en el lugar preciso en el momento adecuado.
No olvidemos tampoco la creatividad como elemento básico del ser humano para concebir lo que parecía imposible.
Además, estos científicos tenían otra cosa más en común: no tenían miedo al descrédito profesional o a la humillación por plantearse lo que nadie creyó que valía la pena plantear. Tenían gran confianza en sí mismos y, aunque encontraron una gran oposición entre sus colegas, ellos seguían defendiendo aquello de lo que estaban convencidos, generando así nuevas maneras de pensar. Se caracterizaban por estar siempre aprendiendo de los errores, o incluso, indagando en ellos como fuente de inspiración para nuevas investigaciones, porque el científico debe saber “sacarle partido a todo” y tener en cuenta que las equivocaciones sugieren muchas veces rutas que nos pueden llevar a la verdad. Por tanto, el hecho de que muchos estudiosos fracasaran no es porque se movieran en la dirección equivocada, sino más bien porque no se atrevieron a ir lo suficientemente lejos.
 “Serendipia” e intuición
Todos los factores descritos en el apartado anterior son muy importantes a la hora de intentar hacer un gran descubrimiento, pero, en última instancia, existe un factor clave y absolutamente esencial: la intuición. Como sabemos, se relaciona con el sexto plano de la división septenaria del universo: Budhi, y para el hombre sigue siendo una facultad prácticamente adormecida (sin desarrollar aún), que podría definirse como el conocimiento directo, o dicho de otro modo, saber sin precisar de la razón.
Con seguridad, todos los descubridores (del pasado y los que vengan en el futuro) tienen algo en común: ellos fueron capaces de entender el significado de lo que acababan de ver. Es como si el germen de una idea estuviese flotando en el aire, esperando ser descubierta. Pues bien, estos “elegidos” pudieron alcanzarla por ser lo bastante listos o lo bastante intuitivos. Debemos creer que la respuesta está a veces delante de nosotros, pero necesitamos ese destello (proveniente de la intuición) para verlo todo claro de repente, sabiendo conectar entre sí ideas que aparentemente no tenían relación alguna.
Por eso, la “serendipia” está íntimamente ligada a Budhi, a la capacidad intuitiva del ser humano. Así, aquellos que deseen experimentar el fenómeno “serendípico” deben prepararse a conciencia, porque la intuición está asociada de alguna manera al aprendizaje. Sin embargo, seamos realistas: no todos los científicos de mérito que han buscado respuestas las han hallado. Por eso, cabe pensar que la intuición es diferente en cada persona; esa chispa de Budhi necesaria para ver lo que nadie ha visto, no la posee todo el mundo por igual, sino que dependerá de las cualidades innatas del sujeto, así como de su momento evolutivo. Pero, por encima de todo, recordemos que si alguien quiere estar en contacto con lo elevado, con la tríada, debe despegarse de lo inferior, no puede permitir que su personalidad le moleste y/o le guíe en sus investigaciones. Dicho de otro modo: para encontrar la verdad, para descubrir las respuestas, no pensemos en la fama o el dinero que podríamos lograr, sino que debemos amar la respuesta en sí misma, como el tesoro más preciado que la naturaleza nos puede regalar.
CONCLUSIÓN
¿Cuestión de suerte o intuición? No veo por qué he de desechar una de las dos; puede que la intuición y la suerte vayan de la mano, puede que la intuición sea un golpe de suerte.
En cualquier caso, creo que si alguien tiene facultades para la música o el arte, también hay quien tiene facultades para la “serendipia”, pues probablemente se nace con ella. Esta facultad está como latente, esperando el momento oportuno: cuando en el científico surge la idea, brillante y clara como un relámpago en la noche. Y lo más curioso es que lo que distingue a este científico de todos los demás no es su preparación o su inteligencia, sino que, al observar lo que sucedía a su alrededor, él supo reconocer lo que a los demás les pasó desapercibido. Supo acercarse a la “serendipia”, y puede que lo hiciera siguiendo este esquema:
OBSERVACIÓN>>>>IMAGINACIÓN>>>>INTUICIÓN

PROFESOR: EDUARDO F. CAÑUETO

martes, 15 de octubre de 2013

TRABAJO PRÁCTICO N° 13

La articulación entre teorías
NOMBRE: 
1. Lea detenidamente el texto
2. Cuál es el eje central del texto.
3. Identifique la restricción que tiene “la articulación entre teorías”
4. Por qué podemos decir que la articulación de teorías le cerró el paso a la teoría evolutiva. Explique del eclipse de darwinismo.
5. En qué sentido podemos decir que la articulación entre teorías, no sólo amenaza a las teorías nuevas, sino también al conocimiento anterior.

Un aspecto relacionado con la puesta a prueba (contrastación) de teorías es el relativo a cómo se articula lo que sostiene una teoría con lo que sostienen las demás.
En el marco de una ciencia que presupone el orden en la naturaleza, al menos en lo referente a poder dar cuenta de los fenómenos naturales mediante regularidades, suele esconderse un presupuesto de mucha importancia. Se trata de la presuposición de que la naturaleza no tiene inconsistencias. Los fenómenos naturales pueden presentar diferentes aspectos que pueden ser abordados por las distintas disciplinas, pero de ninguna manera se espera que desde una disciplina se afirme algo que se niega desde otra. Es cierto que cuando observamos el movimiento aparente del sol podemos asociarlo con el movimiento de los girasoles “mirando” al sol, o bien podemos tomar detalle del mismo movimiento aparente del sol para decidir cuestiones sobre astronomía y así calcular otros aspectos relativos al movimiento de rotación terrestre. Lo que no puede ocurrir es que el estudio de los girasoles nos permita afirmar que el movimiento del sol es de 15 grados en cada hora y que el estudio de la rotación terrestre nos arroje una cifra diferente.
En esto tan sencillo consiste la suposición de que la naturaleza es una sola, más allá de que las distintas disciplinas enfoquen diferentes aspectos de los fenómenos.
Dicho de este modo se hace evidente que las teorías sobre girasoles y las teorías sobre rotación terrestre tendrán necesariamente algunos puntos de contacto, al menos en cuanto al movimiento del sol a lo largo del día. Una teoría no puede dar como consecuencia una afirmación diferente que la otra al tratar sobre un mismo aspecto del mundo. Esta restricción hace que cada teoría nueva no solamente enfrente los datos disponibles como marco de contrastación sino también que enfrente al resto de las afirmaciones aceptadas hasta el momento, afirmaciones que provienen de otras teorías.
Pasemos entonces a un caso más sofisticado, y además, real. En ocasión de presentar su teoría sobre la evolución biológica, tanto Darwin como Wallace proponían que las especies no habían sido creadas por Dios sino que unas provenían de otras por medio del mecanismo de variedad y selección natural. En cada generación aparecía un rango de variación para cada característica (por ejemplo, diferente largo de cuello en los antecesores de las jirafas). Dada esta variedad y las condiciones ambientales en las que esos animales vivían (hábitat) algunas de las variedades de ciertas características estarían favorecida frente a otras que estaban en inferioridad de condiciones (los animales de cuello más largo alcanzarían más alimento de los árboles que las de cuello corto). Así, algunos individuos de cada generación estaban favorecidos en ése ambiente y otros estaban relativamente en problemas. De este modo los más favorecidos vivirían más, tendrían más prole y al cabo de varias generaciones era esperable que la población tuviera mayor frecuencia del rasgo favorecido. Al cabo de mucho tiempo, incluso era esperable que los individuos ya no pudieran asociarse con la especie original. En ese caso el proceso de selección natural había dado como resultado una evolución de una especie a otra (una especiación).
Claro está que esto no ocurría en poco tiempo sino a lo largo de miles o millones de años. Y allí estaba la clave de la teoría evolutiva. Una vez que la vida aparece en el planeta, el proceso de selección natural mediante la presión de selección en cada generación con una variedad de rasgos daría como resultado cambios aparentemente drásticos que vistos en detalle, podrían mostrar un registro gradual. Ahora bien, la pregunta crucial no se hizo esperar: ¿cuántos miles o millones de años habían sido necesarios para que, partiendo de unos seres vivos muy primitivos, hubiésemos llegado a tener en el planeta la diversidad que hoy encontramos? La respuesta evolutiva era que aproximadamente el proceso había llevado entre 4 y 5 millones de años. Bien, tenemos el panorama biológico completo. Ahora consultemos a los geólogos para saber cuál es la edad de la Tierra.
La geología de la época de Darwin y Wallace tenía las siguientes herramientas para decidir sobre la cuestión. La Tierra se había formado con el sistema solar como un cuerpo incandescente y desde su formación se había comenzado a enfriar. Para calcular desde hacía cuánto tiempo se había estado enfriando, el cálculo era sencillo. Sabiendo que toda esta masa incandescente había llegado a unos 23 grados centígrados de temperatura global, podían calcular que el proceso había llevado menos que 3,5 millones de años. Así como podemos saber hace cuánto tiempo se apagó una hoguera si al acercar la mano a las piedras que la rodean las sentimos tibias, así mismo los físicos y los geólogos hacían la cuenta de cuánto tiempo la Tierra llevaba enfriándose. Se debe agregar, claro está, que el sol agrega una cantidad de energía por día y que la Tierra absorbe parte de esa energía y la vuelve a irradiar al espacio. Con todos los cálculos la teoría física le daba a los geólogos el dato de la edad de la Tierra.
Malas noticias para Darwin y para Wallace. No había habido tiempo para que la vida evolucionara de acuerdo con los procesos que ellos proponían. La teoría de la evolución ya tenía un problema con el registro fósil porque que no se encontraban los fósiles que según la teoría deberían haber estado allí. Pero esta dificultad podía sobrellevarse con argumentos adicionales. Si no encontramos fósiles de las especies intermedias que se supone que existieron entre unas y otras ya conocidas, esto se debe a que en los procesos de especiación las especies intermedias no están bien adaptadas y son pocos los individuos que componen esas poblaciones. Una vez que los individuos comienzan a tener los rasgos de la nueva especie bien adaptada entonces la población crece en número y vuelve a haber una gran cantidad de fósiles de la nueva especie. De este modo los peldaños faltantes (incluido el famoso “eslabón perdido”) pueden ser explicados por los mismos procesos que la teoría propone. Sin embargo ahora enfrentaba un problema diferente. Según la teoría biológica la tierra era más antigua de lo que los propios geólogos sostenían. Pues bien, los geólogos podían equivocarse, pero sobre la base de cuáles argumentos podemos afirmar que se equivocan si solo están utilizando las fórmulas bien conocidas del enfriamiento de sólidos, líquidos y gases (contando los océanos y el aire). La teoría evolutiva se enfrentaba entonces a las teorías físicas del calor y a las teorías geológicas sobre la edad del planeta. El resultado fue sencillo, la biología perdió la batalla en ese momento y sumado a otras dificultades, sobrevino lo que algunos autores han llamado “el eclipse del darwinismo”.
En realidad la física o la geología no ofrecía un dato sino que arrojaba como consecuencia una afirmación. Esta afirmación se obtenía de todos los cálculos y conjeturas utilizadas para comprender el proceso de enfriamiento del planeta. Si algo estaba mal, el resultado no sería confiable.
Hubo que esperar al descubrimiento de la radiactividad para darse cuenta de que aquellos cálculos que le cerraron el paso a la teoría evolutiva, estaban mal. La tierra contiene suficiente material radiactivo como para que el proceso de enfriamiento sea mucho más lento que lo que se espera de un cuerpo que solo cede calor sin generarlo. Los elementos radiactivos son una fuente de calor adicional de modo que si la tierra comenzó como un cuerpo incandescente y al cabo de cierto tiempo debería haberse enfriado hasta tener la temperatura que registramos hoy, al tener en cuenta que la radiactividad agrega energía, caemos en la cuenta de que la tierra lleva muchos más años enfriándose. De no haber tenido esta fuente extra de calor, el cálculo estaba muy bien. Pero no conocíamos un factor crucial para el cálculo. Imagine por un momento que las piedras de la hoguera tienen una batería interior que las mantiene caliente durante días y días a pesar de que la hoguera se apagó. Esta situación haría confundir a cualquiera que quisiera evaluar el momento en que se apagó la hoguera.
La moraleja de este episodio histórico es doble. Por un lado la articulación teórica es una barrera tan difícil de franquear que las nuevas teorías podrían fracasar incluso a pesar de tener mejores predicciones que las teorías con las que se enfrentan. El problema es que la edad del planeta no se estaba calculando sobre la base de la evolución sino sobre la base de conocimientos más afianzados en la comunidad. La teoría de la evolución no fue diseñada para evaluar la edad del planeta, aunque podría haberse usado para fijar una edad mínima, en cambio parecía que la geología y la física del calor eran las disciplinas más adecuadas para la tarea. Por otra parte la articulación de teorías podría muy bien ser un arma de doble filo y mostrar que el conocimiento aceptado hasta el momento debe ser puesto en duda. En este sentido la articulación no solo amenaza a las teorías nuevas sino al conocimiento anterior. 

PROFESOR: EDUARDO CAÑUETO

Clase de Filosofía e Historia de la Ciencia y la Tecnología 1/10

Articulación y unificación entre teorías y disciplinas

LA INTERDISCIPLINARIEDAD
Un campo interdisciplinario es un campo de estudio que cruza los límites tradicionales entre varias disciplinas académicas o entre varias escuelas de pensamiento, por el surgimiento de nuevas necesidades o la elección de nuevas profesiones.
En principio, el término interdisciplinario se aplica en el campo pedagógico al tipo de trabajo científico que requiere metodológicamente de la colaboración de diversas y diferentes disciplinas y, en general, la colaboración de especialistas procedentes de diversas áreas tradicionales.
La interdisciplinariedad involucra grupos de investigadores, estudiantes y maestros con el objetivo de vincular e integrar muchas escuelas de pensamiento, profesiones o tecnologías, en la búsqueda de un fin común.
En este sentido podemos decir que todas las clasificaciones de las ciencias tienen fecha de caducidad. A partir del siglo XIX y con el asombroso crecimiento producido por el conocimiento científico surgen numerosas ciencias con yuxtaposiciones de parcelas establecidas por ciencias anteriores:
De las teorías del calor y sus relaciones con la mecánica: Termodinámica.
De las relaciones de la electricidad y la química: Electroquímica.
De la relación física y la química: Fisicoquímica.
De las relaciones de la química y la biología, surgirá la Bioquímica, etc.

CARACTERÍSTICAS MÁS COMUNES DE LA INTERDISCIPLINARIEDAD 
Integración de teorías
Desarrollo científico técnico
Se promueve el desarrollo de nuevos enfoques metodológicos
Desde el campo científico tecnológico dio lugar a múltiples ramas científicas
Representa actualmente la fuerza del cambio, la verdad como la manifestación de la multiplicidad
Como reto en el trabajo interdisciplinario sería: a) trascender las divisiones disciplinarias; b) perder el miedo a preguntar lo obvio; c) enriquecer ese espacio de conflicto de saberes a través del trabajo en equipo

PROFESOR: EDUARDO CAÑUETO