jueves, 29 de septiembre de 2016

TRABAJO PRÁCTICO N° 13

ACTIVIDADES: 
1- Lea detenidamente el siguiente texto, e identifique las siguientes afirmaciones con sus correspondientes párrafos:  1) La evolución es una escalera que conduce al ser humano; 2) El darwinismo es un dogma; 3) Los pinzones de las Galápagos inspiraron el eureka; 4) El hombre desciende del mono; 5) Darwin explicó el origen de la vida; 6) Es solo una teoría; 7) Los organismos evolucionan para adaptarse al medio; 8) Darwin refutó la creación bíblica; 9) Darwin inventó los conceptos de evolución y de supervivencia del más apto; 10) Darwin perdió la fe por su ciencia y fue enemigo de la religión
2- Cuál sería el cambio de paradigma científico en Darwin
3- Porque podríamos decir que la teoría de este científico fue y es una “peligrosa idea”

A- Este mantra, repetido hasta la saciedad, no forma parte del darwinismo. En su obra de referencia, El origen de las especies, Darwin no abordó el linaje humano, pero "al día siguiente de publicarlo, la gente ya decía que el hombre viene del mono", afirma el codirector de Atapuerca, Juan Luis Arsuaga. Los detractores de Darwin lo ridiculizaron en caricaturas que mostraban al eminente científico convertido en un simio peludo. Posteriormente, en El origen del hombre, Darwin planteó la hipótesis de que humanos y simios descienden de progenitores comunes, no unos de otros. En realidad, la idea no era novedosa para la ciencia de mediados del XIX, sino que aparecía sugerida en trabajos de otros científicos, como Thomas Henry Huxley.
B-El del hombre y el mono es un caso particular de un error más general, entender la evolución como una carrera de relevos en la que una especie cede el testigo a otra. A esta confusión contribuye un recurso gráfico mil veces utilizado: un simio caminando tras una fila de antropoides con rasgos cada vez más humanos hasta llegar al hombre. Pero ni el ser humano desciende del mono, ni ninguna especie viva se ha detenido a medio camino de la evolución para dar el relevo a otra. Suele equiparse lo más evolucionado a lo mejor, como en las generaciones sucesivas de teléfonos o de coches. Pero un chimpancé no es menos evolucionado que un humano. De hecho, genéticamente se podría considerar más evolucionado; un estudio elaborado por científicos de la Universidad de Michigan (EEUU) y publicado en PNAS en 2007 descubría que el genoma del chimpancé acumula un 51% más de genes modificados por selección natural que el del Homo sapiens. Para el primatólogo Josep Call, la humana es solo "una especie más".
C- En la ciencia-ficción de serie B es un recurso habitual que monstruosos seres evolucionen para aumentar su poder mortífero frente a los sufridos protagonistas humanos. Esta acepción de evolución respeta el diccionario, pero no el concepto científico de evolución biológica: no evolucionan los organismos, sino las especies o los linajes. Esta idea entronca con otra noción errónea; ni el monstruo ni su linaje podía evolucionar con un fin concreto. Entre los protoevolucionistas anteriores a Darwin, el francés Jean Baptiste Lamarck propuso que los organismos se adaptaban al medio y legaban esas adaptaciones a su progenie; por ejemplo, la jirafa estiró el cuello para comer y produjo crías con cuellos más largos. El modelo de Darwin reveló que es el medio el que selecciona a los mejor adaptados a la supervivencia y reproducción. Sin embargo, hoy el lamarckismo sigue infiltrando cierta interpretación popular de la evolución.
D- Ni siquiera Darwin se liberó por completo del lamarckismo. Al desconocer la genética y los mecanismos de mutación y herencia, Darwin no sabía cómo se producen las variaciones sobre las que actúa la selección natural, lo que le hizo proponer un rocambolesco mecanismo de herencia para las modificaciones que el organismo adquiría a lo largo de su vida: si un individuo fortalecía un músculo, sus células liberaban unas gémulas que llevaban esta información al esperma o al óvulo para que la progenie naciese con el músculo más desarrollado. Cuando más tarde se divulgaron las leyes de la herencia formuladas en la misma época por el monje checo Gregor Mendel, muchos científicos las rechazaron por considerarlas contrarias al darwinismo: frente a la variación azarosa y continua de Darwin, Mendel planteaba una herencia matemáticamente predecible y estática. No fue hasta la década de 1930 que genética y evolución confluyeron en la llamada teoría sintética.
E- Ni Darwin ni la moderna biología han logrado aún explicar cómo surgió la vida a partir de las moléculas biológicas primitivas. Darwin tampoco pretendió revelar el origen de la vida, sino solo su evolución una vez que existieron los primeros seres. En su autobiografía escribió que en la época de El origen de las especies aún era teísta, creyente en un dios como primer motor que había intervenido para prender esta primera chispa de vida y desencadenar un mecanismo evolutivo autoalimentado mediante leyes naturales.
F- Las ideas de antepasados comunes y de transmutación de unas especies en otras aparecen ya en los escritos de Anaximandro, filósofo griego del siglo VI a.C., así como de otros pensadores en Occidente y Oriente. Algunos de estos autores se basaban en la observación de los fósiles. Incluso una noción primitiva de selección natural aparece ya en la Grecia clásica. Pero la expresión "supervivencia del más apto" no fue acuñada por Darwin, sino que la adoptó en ediciones posteriores de El origen tras haberla leído en los Principios de Biología del filósofo victoriano Herbert Spencer, quien a su vez había inventado el eslogan al incorporar a su obra las ideas publicadas por Darwin. Ni siquiera el término evolución aparece una sola vez en El origen; este vocablo se popularizó más tarde y también Spencer fue uno de los primeros en emplearlo.
G- Rara vez la ciencia avanza por eurekas; lo habitual, también en el caso de Darwin, es un progreso continuo y laborioso que bebe de múltiples fuentes. En cuanto a los pinzones, que con sus picos adaptados a diferentes alimentos han pasado a la historia como las musas de Darwin, no aparecen siquiera mencionados en El origen. En esta obra, Darwin se limitó a exponer la comparación entre las aves en general de este archipiélago y de otros lugares. En obras posteriores, Darwin sí recurriría a la comparación de especies, pero su interés no se centró en los pinzones, sino en los sinsontes.
H- La fijación de los fundamentalismos religiosos por Darwin como enemigo supremo induciría a pensar que fue el británico quien destronó a la Biblia como pauta para explicar la historia natural. No fue así. En el Reino Unido, la sociedad victoriana sufría ya antes de Darwin una crisis de fe de etiología compleja, donde la razón se imponía a la revelación. A ello contribuyeron los descubrimientos en geología, que restaban crédito a la creación narrada en el Génesis en favor de una Tierra formada lentamente a lo largo de millones de años y por los mismos fenómenos que actúan hoy, no por grandes catástrofes repentinas como el diluvio universal. Esta teoría fue formulada por el geólogo y cristiano devoto Charles Lyell, y ejerció una fuerte influencia en el pensamiento de Darwin. La evolución tal como la formuló su autor no refutaba una posible creación divina, e incluso el propio científico creyó en ella durante años.
I- Ni Darwin fue un ateo militante, ni se convirtió al cristianismo en su lecho de muerte. Ambas visiones corresponden a manipulaciones de su figura, que se ha tomado como enemigo o modelo desde trincheras opuestas. Darwin explicó en su autobiografía las razones que le llevaron a abandonar la fe, y fueron argumentos sencillos que cualquier persona sin conocimientos científicos podría utilizar: las contradicciones entre distintas religiones reveladas, la negación de un Dios cruel y castigador o el rechazo a una supuesta condenación eterna para los paganos. Y su última conversión antes de morir es otro mito sin pruebas. Pero Darwin no eligió su papel como blanco del fundamentalismo religioso. Respetó las creencias de otros, como su propia esposa, y se unió al agnosticismo científico adoptado por figuras como su amigo y colega Thomas Henry Huxley. Para el agnosticismo de Huxley y Darwin, es tan imposible demostrar la existencia de Dios como lo contrario, y el ateísmo es también un acto de fe.
J- Recientemente, un semanario católico publicaba un artículo en el que, sin negar la doctrina evolucionista, se afirmaba que "las teorías de Darwin siguen siendo una hipótesis. Falta constatación empírica". En tales afirmaciones subyace el error de equiparar la teoría a la pura especulación. Para el método científico, ninguna hipótesis se puede demostrar como cierta, sino solo como falsa. Se asume su validez cuando las pruebas merecen la aprobación de la comunidad científica. En 150 años se han aportado miles de indicios que impulsan la teoría evolutiva en el sentido que lleva desde entonces, y ni uno solo en el sentido contrario. Como señala el genetista Antonio Barbadilla, "nadie duda de otras teorías científicas que no afectan a las creencias, y pocas están tan contrastadas como la evolución".

PROFESOR: EDUARDO F. CAÑUETO

Clase de Filosofía e Historia de la Ciencia y la Tecnología 23/09/2016

DOCUMENTAL: NACIDAS DEL FUEGO





jueves, 22 de septiembre de 2016

TRABAJO PRÁCTICO N° 12

La articulación entre teorías
NOMBRE: 
1. Lea detenidamente el texto
2. Cuál es el eje central del texto.
3. Identifique la restricción que tiene “la articulación entre teorías”
4. Por qué podemos decir que la articulación de teorías le cerró el paso a la teoría evolutiva. Explique del eclipse de darwinismo.
5. En qué sentido podemos decir que la articulación entre teorías, no sólo amenaza a las teorías nuevas, sino también al conocimiento anterior.

Un aspecto relacionado con la puesta a prueba (contrastación) de teorías es el relativo a cómo se articula lo que sostiene una teoría con lo que sostienen las demás.
En el marco de una ciencia que presupone el orden en la naturaleza, al menos en lo referente a poder dar cuenta de los fenómenos naturales mediante regularidades, suele esconderse un presupuesto de mucha importancia. Se trata de la presuposición de que la naturaleza no tiene inconsistencias. Los fenómenos naturales pueden presentar diferentes aspectos que pueden ser abordados por las distintas disciplinas, pero de ninguna manera se espera que desde una disciplina se afirme algo que se niega desde otra. Es cierto que cuando observamos el movimiento aparente del sol podemos asociarlo con el movimiento de los girasoles “mirando” al sol, o bien podemos tomar detalle del mismo movimiento aparente del sol para decidir cuestiones sobre astronomía y así calcular otros aspectos relativos al movimiento de rotación terrestre. Lo que no puede ocurrir es que el estudio de los girasoles nos permita afirmar que el movimiento del sol es de 15 grados en cada hora y que el estudio de la rotación terrestre nos arroje una cifra diferente.
En esto tan sencillo consiste la suposición de que la naturaleza es una sola, más allá de que las distintas disciplinas enfoquen diferentes aspectos de los fenómenos.
Dicho de este modo se hace evidente que las teorías sobre girasoles y las teorías sobre rotación terrestre tendrán necesariamente algunos puntos de contacto, al menos en cuanto al movimiento del sol a lo largo del día. Una teoría no puede dar como consecuencia una afirmación diferente que la otra al tratar sobre un mismo aspecto del mundo. Esta restricción hace que cada teoría nueva no solamente enfrente los datos disponibles como marco de contrastación sino también que enfrente al resto de las afirmaciones aceptadas hasta el momento, afirmaciones que provienen de otras teorías.
Pasemos entonces a un caso más sofisticado, y además, real. En ocasión de presentar su teoría sobre la evolución biológica, tanto Darwin como Wallace proponían que las especies no habían sido creadas por Dios sino que unas provenían de otras por medio del mecanismo de variedad y selección natural. En cada generación aparecía un rango de variación para cada característica (por ejemplo, diferente largo de cuello en los antecesores de las jirafas). Dada esta variedad y las condiciones ambientales en las que esos animales vivían (hábitat) algunas de las variedades de ciertas características estarían favorecida frente a otras que estaban en inferioridad de condiciones (los animales de cuello más largo alcanzarían más alimento de los árboles que las de cuello corto). Así, algunos individuos de cada generación estaban favorecidos en ése ambiente y otros estaban relativamente en problemas. De este modo los más favorecidos vivirían más, tendrían más prole y al cabo de varias generaciones era esperable que la población tuviera mayor frecuencia del rasgo favorecido. Al cabo de mucho tiempo, incluso era esperable que los individuos ya no pudieran asociarse con la especie original. En ese caso el proceso de selección natural había dado como resultado una evolución de una especie a otra (una especiación).
Claro está que esto no ocurría en poco tiempo sino a lo largo de miles o millones de años. Y allí estaba la clave de la teoría evolutiva. Una vez que la vida aparece en el planeta, el proceso de selección natural mediante la presión de selección en cada generación con una variedad de rasgos daría como resultado cambios aparentemente drásticos que vistos en detalle, podrían mostrar un registro gradual Ahora bien, la pregunta crucial no se hizo esperar: ¿cuántos miles o millones de años habían sido necesarios para que, partiendo de unos seres vivos muy primitivos, hubiésemos llegado a tener en el planeta la diversidad que hoy encontramos? La respuesta evolutiva era que aproximadamente el proceso había llevado entre 4 y 5 millones de años. Bien, tenemos el panorama biológico completo. Ahora consultemos a los geólogos para saber cuál es la edad de la Tierra.
La geología de la época de Darwin y Wallace tenía las siguientes herramientas para decidir sobre la cuestión. La Tierra se había formado con el sistema solar como un cuerpo incandescente y desde su formación se había comenzado a enfriar. Para calcular desde hacía cuánto tiempo se había estado enfriando, el cálculo era sencillo. Sabiendo que toda esta masa incandescente había llegado a unos 23 grados centígrados de temperatura global, podían calcular que el proceso había llevado menos que 3,5 millones de años. Así como podemos saber hace cuánto tiempo se apagó una hoguera si al acercar la mano a las piedras que la rodean las sentimos tibias, así mismo los físicos y los geólogos hacían la cuenta de cuánto tiempo la Tierra llevaba enfriándose. Se debe agregar, claro está, que el sol agrega una cantidad de energía por día y que la Tierra absorbe parte de esa energía y la vuelve a irradiar al espacio. Con todos los cálculos la teoría física le daba a los geólogos el dato de la edad de la Tierra.
Malas noticias para Darwin y para Wallace. No había habido tiempo para que la vida evolucionara de acuerdo con los procesos que ellos proponían. La teoría de la evolución ya tenía un problema con el registro fósil porque que no se encontraban los fósiles que según la teoría deberían haber estado allí. Pero esta dificultad podía sobrellevarse con argumentos adicionales. Si no encontramos fósiles de las especies intermedias que se supone que existieron entre unas y otras ya conocidas, esto se debe a que en los procesos de especiación las especies intermedias no están bien adaptadas y son pocos los individuos que componen esas poblaciones. Una vez que los individuos comienzan a tener los rasgos de la nueva especie bien adaptada entonces la población crece en número y vuelve a haber una gran cantidad de fósiles de la nueva especie. De este modo los peldaños faltantes (incluido el famoso “eslabón perdido”) pueden ser explicados por los mismos procesos que la teoría propone. Sin embargo ahora enfrentaba un problema diferente. Según la teoría biológica la tierra era más antigua de lo que los propios geólogos sostenían. Pues bien, los geólogos podían equivocarse, pero sobre la base de cuáles argumentos podemos afirmar que se equivocan si solo están utilizando las fórmulas bien conocidas del enfriamiento de sólidos, líquidos y gases (contando los océanos y el aire). La teoría evolutiva se enfrentaba entonces a las teorías físicas del calor y a las teorías geológicas sobre la edad del planeta. El resultado fue sencillo, la biología perdió la batalla en ese momento y sumado a otras dificultades, sobrevino lo que algunos autores han llamado “el eclipse del darwinismo”.
En realidad la física o la geología no ofrecía un dato sino que arrojaba como consecuencia una afirmación. Esta afirmación se obtenía de todos los cálculos y conjeturas utilizadas para comprender el proceso de enfriamiento del planeta. Si algo estaba mal, el resultado no sería confiable.
Hubo que esperar al descubrimiento de la radiactividad para darse cuenta de que aquellos cálculos que le cerraron el paso a la teoría evolutiva, estaban mal. La tierra contiene suficiente material radiactivo como para que el proceso de enfriamiento sea mucho más lento que lo que se espera de un cuerpo que solo cede calor sin generarlo. Los elementos radiactivos son una fuente de calor adicional de modo que si la tierra comenzó como un cuerpo incandescente y al cabo de cierto tiempo debería haberse enfriado hasta tener la temperatura que registramos hoy, al tener en cuenta que la radiactividad agrega energía, caemos en la cuenta de que la tierra lleva muchos más años enfriándose. De no haber tenido esta fuente extra de calor, el cálculo estaba muy bien. Pero no conocíamos un factor crucial para el cálculo. Imagine por un momento que las piedras de la hoguera tienen una batería interior que las mantiene caliente durante días y días a pesar de que la hoguera se apagó. Esta situación haría confundir a cualquiera que quisiera evaluar el momento en que se apagó la hoguera.
La moraleja de este episodio histórico es doble. Por un lado la articulación teórica es una barrera tan difícil de franquear que las nuevas teorías podrían fracasar incluso a pesar de tener mejores predicciones que las teorías con las que se enfrentan. El problema es que la edad del planeta no se estaba calculando sobre la base de la evolución sino sobre la base de conocimientos más afianzados en la comunidad. La teoría de la evolución no fue diseñada para evaluar la edad del planeta, aunque podría haberse usado para fijar una edad mínima, en cambio parecía que la geología y la física del calor eran las disciplinas más adecuadas para la tarea. Por otra parte la articulación de teorías podría muy bien ser un arma de doble filo y mostrar que el conocimiento aceptado hasta el momento debe ser puesto en duda. En este sentido la articulación no solo amenaza a las teorías nuevas sino al conocimiento anterior. 
PROFESOR: EDUARDO F. CAÑUETO

Clase de Filosofía e Historia de la Ciencia y la Tecnología 16/09/2016

Discusiones sobre el progreso en ciencia de acuerdo con las diferentes perspectivas en la nueva filosofía de la ciencia

CUATRO PARADIGMAS BÁSICOS SOBRE LA NATURALEZA DE LA CIENCIA

EL POSITIVISMO:
Es la corriente que sostiene que el único conocimiento válido es el conocimiento científico, y a su vez aquel conocimiento que se puede someter al método científico. Entonces se dice de un monismo metodológico, porque todas las ciencias se someten a un mismo método, el método de las ciencias naturales. Su fundador es A. Comte en el s XIX. A comienzos de S XX surge una nueva versión de esta corriente, conocida como Neopositivismo o Positivismo Lógico. En los años treinta Reichenbach estableció explícitamente que la tarea a realizar por los epistemólogos era la reconstrucción lógica. Según Reichenbach, los filósofos de la ciencia no tienen por qué ocuparse de cómo se llega a producir el descubrimiento científico (su génesis), sino de los resultados finales de la investigación científica expresados en artículos o libros (hechos descubiertos, teorías elaboradas, métodos lógicos empleados y la justificación empírica de las consecuencias y predicciones derivadas de las teorías). Con esta distinción, los epistemólogos positivistas no se ocuparán de los procesos científicos reales, sino que elaborarán exclusivamente sus reconstrucciones lógicas. Desde esta perspectiva la filosofía de la ciencia se convierte en una metaciencia (una ciencia de la ciencia), concentrando su objeto de estudio exclusivamente en el conocimiento elaborado. El positivismo se caracteriza por estas ideas básicas: a) hacer hincapié en la verificación de la hipótesis (o falsabilidad);  b) cultiva en exceso la observación; c) no busca las causas en la naturaleza, sino más bien las regularidades en la misma; d) se opone radicalmente a la metafísica.
Para los positivistas la ciencia progresa en la medida en que las teorías pueden predecir y explicar más que sus predecesoras

EL RELATIVISMO: 
El relativismo considera a la ciencia ante todo una actividad social y humana, una más de las emprendidas por la humanidad para lograr conocimientos sobre el mundo, y, por tanto, se la contempla como una vía más de conocimiento, ni exclusiva ni excluyente de otras distintas, pero igualmente válidas para dicho fin. Por la consideración e importancia concedida a los aspectos personales (intereses, creencias propias, etc.) y contextuales (sociales, relacionales, políticos, económicos, etc.) y su influencia en la generación del conocimiento científico (el contexto de descubrimiento), el relativismo ha sido tildado de introducir aspectos psicológicos y subjetivos en la epistemología de la ciencia. La tesis básica del relativismo sostiene el falibilismo extremo de la ciencia (y, en general, de cualquier forma de conocimiento humano): las pruebas, especialmente las empíricas, no son decisivas para conformar las verdades científicas; es decir, las afirmaciones sobre el mundo no provienen exclusivamente de los datos observacionales.
El primer argumento se refiere a la carga teórica inherente a todo protocolo de observación por empírico que éste sea, de ahí que todo el conocimiento científico sea en el fondo teoría, o viene precedido por ella. El segundo argumento, referente a la falta de validez del principio de inducción, sólo se puede acceder a un número finito de observaciones y la lógica demuestra la existencia de un gran número de hipótesis compatibles con un conjunto finito de observaciones, que incluso pueden ser contradictorias entre sí. Esta relativización del poder de las pruebas para validar el conocimiento se sitúa en el extremo opuesto del positivismo, que las considera incontrovertibles y el único criterio posible para la contrastación de las teorías. El tercer argumento relativista insiste en el carácter convencional de las pruebas empíricas. En primer lugar, toda observación se codifica en un lenguaje que es una convención más y, en segundo lugar, la decisión de aceptar un registro de observación como verídico es también convencional. La conclusión es que toda observación supone convenciones y si éstas no son ni verdaderas ni falsas (simplemente se aceptan o no), cualquier observación tampoco lo será, por lo cual difícilmente podrá servir para hacer una falsación, contrastación o verificación de una teoría, lo que constituye la expresión máxima del anarquismo metodológico. En suma, para el relativismo la actual posición de predominio de la ciencia, la tecnología y la tecnociencia no puede entenderse solamente mediante el análisis de sus respectivas naturalezas desde un punto de vista interno, sino que requiere también la comprensión de la sociedad que les da el prestigio que han alcanzado. Consecuentemente, los relativistas concluyen que el progreso y el cambio de teorías en la ciencia no es un proceso absolutamente racional, sino que se produce dentro del juego normal de intereses, motivaciones y preocupaciones propios de cualquier actividad humana, con lo que establecen una base social (contextualismo), cuando no individual (subjetivismo), en la determinación del progreso científico.

EL REALISMO: 
Habitualmente se suele denominar así a la posición que se basa en la existencia de algún tipo de correspondencia entre las creencias sobre el mundo y éste mismo. Los planteamientos realistas más duros parten de considerar que el objetivo de la ciencia es buscar teorías verdaderas según un criterio de racionalidad, representado por la superación de muchos intentos de falsación, es decir, de demostrar que la teoría falla. Desde este punto de vista, se hace de la verdad un objetivo de la ciencia y no un atributo de las teorías científicas. Sobre la base de este exigente criterio, el realismo tradicional adopta una posición reduccionista y cientifista en cuanto considera que la ciencia es el único camino válido para el conocimiento (criterio de demarcación entre lo que es y no es ciencia), por ser el que se enfrenta explícitamente con su falsación.

EL PRAGMATISMO: 
El pragmatismo se fundó en los EE.UU. por C.S. Peirce en el siglo XIX. Este filósofo reemplaza verdad por método, lo que garantiza la objetividad científica; la verdad es lo que el método científico establece, si la investigación continúa el tiempo suficiente. Peirce niega el principio de correspondencia como criterio de verdad, que es propio del realismo metafísico y del realismo científico. También afirma que algo es real cuando una comunidad de científicos acaba poniéndose de acuerdo en su existencia. Para Peirce el progreso en el conocimiento científico depende del mayor o menor grado de proximidad a los fines de la ciencia. Las posiciones pragmatistas, se caracterizan por considerar la ciencia un instrumento cuyo objetivo es producir teorías capaces de superar contrastes empíricos más exigentes, lo que las hace más fiables

SUCESIÓN DE TEORÍAS EN BIOLOGÍA

Una teoría científica se basa en una gran cantidad de datos y observaciones que se han recopilado en el curso del tiempo

El desarrollo de una teoría científica: la evolución y la selección natural
A veces, se calumnia a la teoría de la evolución por la selección natural cuando se dice que se trata de una especulación sobre el origen de las formas de vida moderna propuesta por Charles Darwin. Sin embargo, la teoría evolutiva no es una especulación
Sus ideas se fundamentan en más de un siglo de investigaciones científicas que le antecedieron.
La investigación sobre los orígenes y la diversidad de la vida proliferaron en los siglos XVII y XIX:
1. Carlos Linneo un botanista sueco, cristiano devoto que creía en el concepto de la inmutabilidad o fijeza de las especies, en su obra Systema Naturae, de 1735 sugirió que las especies estaban relacionadas, por lo que desafió sin quererlo la noción de la inmutabilidad, por la cual cada especie está creada en una forma única e ideal.
2. A principios del siglo XVIII, Georges-Louis Leclerc, un naturalista francés, y James Hutton, un geólogo escocés, empezaron a desarrollar ideas nuevas sobre la edad de la Tierra. En esa época, mucha gente creía que la Tierra tenía 6,000 años, basándose en la estricta interpretación de los hechos detallados en el Viejo Testamento. Leclerc emitió la hipótesis de que la Tierra nació como una bola de roca hirviente, encendida y líquida cuya composición consistía sobre todo de hierro. Leclerc usó la velocidad del enfriamiento del hierro para calcular que la Tierra debía de tener, por lo menos 70,000 años para haber podido alcanzar su temperatura actual. Hutton se acercó al mismo tema pero desde otra perspectiva, observando cerca de su casa en Escocia las relaciones entre las formaciones de diferentes rocas y las velocidades de los procesos geológicos modernos. Se dio cuenta que los procesos relativamente lentos de la erosión y sedimentación no podían crear en solo unos cuantos miles de años todas las capas de roca expuestas. Hutton sugirió, sobre la base de su exhaustiva recopilación de datos, que la Tierra era mucho más antigua que la historia de la humanidad: cientos de millones de años
3. Cuvier (1795) empezó a trabajar en el Museo Nacional de Paris como naturalista y anatomista se interesó en los fósiles que se encontraban cerca de Paris, que alguna gente creía eran los restos de los elefantes que Hannibal usó para cruzar los Alpes cuando invadió Roma en el 218 a. C. En su estudio de los fósiles y de las especies vivas, Cuvier documentó diferentes patrones en la estructura dental y en el número de dientes de los fósiles y los elefantes modernos. Basándose en estos datos, Cuvier planteó la hipótesis de que estos restos no eran los de Hannibal sino que eran de una especie diferente de animal que había deambulado por Europa y que se había extinguido hacia miles de años: el mamut. si todos los organismos estaban basados en una forma perfectamente adaptada e ideal, ¿cómo podían dejar de existir? Eso sugeriría que ya no era ideal. Cuvier creía que cada parte de un organismo era un componente único y esencial de todo el organismo. Si una parte cambiaba, él creía que el organismo no podía sobrevivir
4. Lamarck, contemporáneo de Cuvier, estaba convencido de que los organismos podían, en realidad, cambian con el tiempo. Lamarck propuso que los cambios que ocurrían durante la vida de un organismo podían trasmitirse a su descendencia y sugería que, por ejemplo, los hijos de un culturista heredarían sus músculos. A pesar de que algunas de sus ideas fueron desacreditadas, Lamarck dio un respaldo a la teoría evolutiva, que otros utilizarían y ampliarían.
5. A principios del siglo XIX, un geólogo y explorador de canales británico, William Smith, añadió otro componente a la acumulación de la evidencia de la evolución. Smith observó que las capas de rocas expuestas en diferentes partes de Inglaterra se parecían: estas capas (o estratos) estaban ordenadas predeciblemente y cada capa contenía grupos distintos de fósiles. A partir de esta serie de observaciones, él desarrolló la hipótesis de que grupos específicos de animales aparecen uno detrás de otro en una secuencia definida durante la historia de la Tierra y esta secuencia se puede ver en las capas de las rocas
6. Charles Darwin hizo su entrada en este ambiente: Linneo había desarrollado una taxonomía de organismos basándose en sus relaciones físicas, Leclerc y Hutton demostraron que el transcurso del tiempo en la historia de la Tierra era suficiente como para que los organismos pudiesen cambiar, Cuvier demostró que algunas especies de organismos se habían extinguido, Lamarck propuso que los organismos cambian con el trascurso del tiempo, y Smith estableció una cronología de la aparición y desaparición de diferentes organismos en los récords geológicos. Desde 1831, Charles Darwin recopiló datos durante su trabajo de naturalista en el HMS Beagle. Tal vez, lo más conocido que hizo fue estudiar abundantemente los animales de las islas Galápagos y notar que las especies de tortugas, sinsontes y pinzones tenían sutiles diferencias que las hacía adaptarse fácilmente a su ambiente. Pero esta idea no se basaba solo en su trabajo, también en la acumulación de las pruebas y las ideas de muchos otros científicos anteriores. Su propuesta contenía y explicaba muchos de los indicios y trabajos anteriores y por lo tanto formaba la base de una teoría científica nueva y sólida sobre el cambio de los organismos: la teoría de la evolución por selección natural

PARA PEGAR EN LA CARPETA

TEORÍA DE LA SELECCIÓN NATURAL: 
Esta teoría establece que existen variaciones en los organismos de las mismas especies. Unos son largos, otros son cortos, unos tienen bocas más grandes, otros visión más aguda, etc. Los organismos que están bien dotados para vivir en un determinado medio ambiente tienen más posibilidades de sobrevivir. Los sobrevivientes producen la siguiente generación, la cual es muy factible que herede las características de sus padres (como visión aguda, etc.)
A continuación los puntos principales de la teoría de selección natural:
Cada quien es diferente: Existen variaciones entre individuos de la misma especie (mejor visión, más plumaje, patas más largas, etc.)
Los recursos son limitados: Recursos tales como alimento y refugio son limitados.
Muchos críos: Los organismos producen más recién nacidos (jóvenes) que los que realmente pueden sobrevivir al medio ambiente.
Los organismos compiten: Los organismos compiten por alimento y otros recursos del medio ambiente.
Sobrevive el más "apto": los organismos cuyas variantes se ajustan mejor al medio ambiente son los más propensos a sobrevivir, reproducirse y legar características a la siguiente generación.

CONCEPTOS CIENTÍFICOS DE LA CLASE
Una teoría científica es una explicación lógica, comprobable y predictiva que se infiere de múltiples indicios para explicar algún aspecto general del mundo natural.
Las teorías pueden revisarse y hasta cambiar, a medida que salen a la luz nueva evidencias o se proponen nuevas interpretaciones de datos existentes, bajo la premisa de que esos nuevos datos no son tenues o especulativos.
Una hipótesis científica es una explicación inferida de una observación o descubrimiento, y aunque es de naturaleza más exploratoria que una teoría, se basa en el conocimiento científico existente.
Una ley científica es una expresión de una relación matemática o descriptiva observada en la naturaleza

PROFESOR: EDUARDO F. CAÑUETO